Suficiencia en Cristo – Libres de la Autosuficiencia
La suficiencia en Cristo es resumida en un versículo: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13).
Hubo un tiempo cuando se decía que una persona que tenía una debilidad en algún área específica tenía un impedimento. Hoy estas debilidades ya no se llaman impedimentos, sino discapacidades. Existen los que tienen alguna debilidad en su cuerpo a quienes se les dice ser físicamente discapacitados. Otros que tienen un problema con el desarrollo mental se les dice ser mentalmente discapacitados.
Otros "impedimentos" que han sido cambiados a discapacidades incluyen a aquellos con mala visión, quienes han sido declarados visualmente discapacitados, aquellos que son extremadamente tímidos se les dice ser socialmente discapacitados, ¡e incluso aquellos que son cortos de estatura pueden ser llamados "verticalmente discapacitados!" Sí, todos nosotros tenemos debilidades, impedimentos, o desventajas. Sin importar cómo se les llamen, existen áreas en las que simplemente no somos capaces de cumplir los requerimientos, de completar la tarea, o de lograr la misión que Dios nos ha dado, debido a alguna debilidad que poseemos. Cómo reaccionamos ante estos desafíos determinará si tenemos una actitud de autosuficiencia o una actitud de suficiencia en Cristo. La actitud de autosuficiencia es: "¡Puedo hacerlo todo!" La actitud de suficiencia en Cristo añade: "en Cristo que me fortalece."
Suficiencia en Cristo – Su Gracia es Suficiente
En lo relativo a la suficiencia en Cristo en la vida de un cristiano, las actitudes rivales de independencia y autosuficiencia han existido por mucho tiempo. En la mayoría de las sociedades, éstas son rasgos admirados. Se ha dicho que fue este "duro individualismo" lo que sentó las bases para los Estados Unidos, y es esta misma actitud la que ha sido su fuerza desde entonces. Sin duda alguna hay veces que esta actitud de "puedo hacerlo" es necesaria. Pero hay otras veces cuando debemos reconocer nuestras debilidades o desventajas y pedir la ayuda de alguien con más fuerza de la que nosotros mismos poseemos.
El apóstol Pablo tuvo tal experiencia. Recuerde la oración de Pablo (tres veces) para que Dios le quitara el "aguijón en su carne" (2da de Corintios 12:7-10). Lo que sea que era este aguijón, Pablo creía que era una debilidad que interfería con su llamado y servicio para Dios. ¡El quería que se lo quitaran para poder hacer un "mejor trabajo" para Dios! Pero la respuesta de Dios a Pablo fue "No." Dios sabía que Pablo estaría mejor con este aguijón que sin él. El "aguijón en la carne" hizo que Pablo dependiera de Dios. Dios sabía que Pablo era por naturaleza el tipo de salir por su cuenta a hacer la obra de Dios, a menos que hubiera algo que lo llevara a buscar la fuerza del Señor. La respuesta de Dios para Pablo fue: "Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad..." (2da de Corintios 12:9). ¿Cuál fue entonces la respuesta de Pablo a este razonamiento? "...Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo" (2da de Corintios 12:9).
Hay veces en que Dios sabe que necesitamos un "aguijón," una desventaja, para mantenernos dependientes de Él. Si somos sabios, nos regocijaremos en ello, para que la fuerza de Cristo pueda fortalecernos para que Dios sea glorificado. Pero, note por favor que Pablo recibió una respuesta a su oración. El no fue por la vida preguntándose por qué Dios no había oído y había escuchado y contestado su necesidad. La relación que Pablo tenía con Dios le permitía tener comunión con Dios como su "Abba, Padre" (un término de íntimo cariño, como "papi"). Pablo no le negaba nada a Dios, ¡y Dios no le negaba nada a Pablo!
El contexto de esta declaración de Pablo fue hecho a la luz de sus sufrimientos. Toda su vida tenía un único propósito -- servir fielmente a Dios y cumplir Su llamamiento. A pesar de los naufragios, las apedreadas, las palizas, los latigazos, las constantes amenazas de muerte, Pablo dijo que podía continuar sirviendo, continuar sacrificándose, y continuar dando su vida, porque Cristo lo daría la fuerza para hacerlo. No existe ninguna vislumbre de un "yo quiero" en las escrituras de Pablo. Todo tenía que ver con su llamado y su misión. Él sabía que podía hacer todas las tareas que Dios le dio, no por sus propios esfuerzos, ¡sino mediante la fuerza de Cristo! Para Pablo, ¡se trataba de Dios, no del yo!
Suficiencia en Cristo – Libre para Servir a Dios
Apropiarnos de la suficiencia en Cristo, y reconocer nuestra suficiencia en Cristo, es la clave absoluta para salir victorioso en nuestras batallas. Sí, debemos liberarnos de nuestra actitud de autosuficiencia. Debemos tener el poder de Cristo en nuestros desafíos, ¡y en nuestras debilidades permitir que Cristo sea nuestra fuerza!
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