Santificación - Una Responsabilidad Cristiana
La santificación es uno de los aspectos más exigentes de la vida cristiana. Nuestra tendencia natural es adoptar el pecado. Aún así, Dios en Su divina sabiduría ha escogido darnos la responsabilidad de desarrollar nuestra propia santificación. "Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra," dice 2a de Timoteo 2:21.
Pero, ¿cómo buscamos la santificación? ¿Cómo somos personalmente responsables? En amor, Dios ha enviado Su Espíritu Santo y Su Palabra escrita, la Biblia, para guiarnos. Aunque la santificación de cada persona es única y personal, hay disciplinas comunes en la búsqueda de la santificación que se mantienen inalteradas.
Santificación - Pasos Prácticos
La oración es de suma importancia. Cuando estamos sufriendo o enfrentando tentaciones, nuestra mente y cuerpo están débiles. Satanás sabe esto y trata de sacar ventaja de nosotros. Cuando oramos, estamos en unión espiritual con Dios. No solamente la oración nos consolará en nuestra dificultad, sino que también nos dará la fortaleza para triunfar sobre el pecado. A través de la oración, somos también más sensibles a la guía del Espíritu Santo.
Dios nos ha dado también la Palabra escrita - la Biblia. La Biblia no es simplemente un libro de historia, sus palabras tienen el poder de santificarnos. Cuando Satanás tentó a Jesús en Mateo 4, Jesús usó la Palabra de Dios para vencer la tentación. "El respondió y dijo: 'Escrito está; No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".(Mateo 4:4).
La Palabra de Dios también tiene el poder de transformar nuestra mente, de reprender, y de traer a la luz la oscuridad que está dentro de nuestros corazones. Es el instrumento que Dios usa para desarrollar en nosotros conocimiento, fe, y santidad personal, todos los cuales son elementos esenciales de santificación. "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos, y las intenciones del corazón" (Hebreos 4:12). Ya sea por el estudio o por el oír enseñanzas, el trabajo de la santificación de la Palabra de Dios es enorme para un creyente que reconoce su veracidad y su poder.
Los creyentes son también santificados en la adoración. La adoración verdadera y ferviente es lo que Dios desea de Su gente. Cuando nuestra adoración es genuina, transforma nuestros corazones y nos trae a una íntima unión con Dios. Juan 4:23 dice: "Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren."
Adicionalmente, antes de que Jesús ascendiera a los cielos, le dijo a los discípulos que esperaran en Jerusalén por un regalo que Dios les enviaría (Hechos 1). Este es el regalo del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es nuestro ayudador y santificador máximo. Cuando cedemos a Su guía, tiene el poder de ayudarnos a resistir el pecado y realizar un cambio positivo. "Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne" (Gálatas 5:16).
Cuando pecamos e ignoramos la guía del Espíritu Santo, rompemos la camaradería con Él, cortando por lo tanto el poder que cambia vidas. 1a de Tesalonicenses 5:19 nos manda: " No apaguéis al Espíritu."
Santificación - La Clave del Crecimiento Espiritual
La santificación es a la vez un asunto de posición y progresión. Somos santificados porque Jesucristo nos ha salvado y aún así la santificación continúa trabajando interiormente para transformarnos a la imagen de Cristo. La santificación es una responsabilidad de cada creyente en Cristo. Cuando elegimos buscar la santificación en nuestra vida, ocurre un crecimiento positivo. La búsqueda de ella involucra la entrega del cuerpo y la voluntad a la guía del Espíritu Santo. Toma tiempo y es un proceso que no puede ser apresurado. Como un recién nacido que necesita madurar gradualmente hasta ser adulto, así es el trabajo de santificación en la vida de un nuevo creyente. El trabajo de santificación será finalmente completado en la vida de cada creyente cuando Jesucristo regrese. Esta es la esperanza de cada cristiano.
Pablo lo dice mejor en su epístola a los Tesalonicenses: "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma, y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo" (1a de Tesalonicenses 5:23).
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