Perdón de Dios - ¿Qué se requiere?
La Biblia nos habla acerca del costoso requerimiento para obtener el perdón de Dios: "Sin el derramamiento de Sangre, no hay remisión" (Hebreos 9:22). En el Antiguoi Testamento, el sacrificio continuo de corderos sin defecto era requerido para satisfacer la ira de Dios y Su juicio. Sin embargo, Jesucristo, el Hijo de Dios, murió en una cruz romana y se convirtió en el completo sacrificio, de una vez por todas, por nuestros pecados. Jesús compró el perdón de Dios por nosotros cuando se convirtió en el Cordero de Dios, y murió en la cruz por usted y por mí.
"Porque también Cristo padeció una vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios" (1a de Pedro 3:18). "En quien tenemos redención por Su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de Su gracia" (Efesios 1:7).
Perdón de Dios - Él Mismo Pagó el Precio
Dios odia el pecado, pero ama al pecador. El precio del perdón de Dios es alto, pero Él mismo pagó el precio. Por medio del amoroso acto de gracia de Cristo, los creyentes están libres eternamente del castigo y culpa del pecado. Una vez que hemos sido cubiertos con la Sangre de Cristo, Dios no mantiene más un registro de nuestros pecados. Nuestro perdón es total y completo.
"Bienaventurado aquél cuyas transgresiones han sido perdonadas, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño" (Salmo 32:1-2).
"Yo, Yo soy el que borro tus rebeliones por amor de Mí mismo, y no me acordaré de tus pecados" (Isaías 43:25).
"Es posible para Dios mirarnos sin ver nuestros pecados porque cuando nos perdonó, Él hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones tan lejos como está el oriente del occidente" (Salmo 103:12).
Perdón de Dios - ¡Una vez por Todas!
Un creyente recibe el perdón de Dios cuando se arrepiente de su pecado y pone su fe en Jesucristo para su salvación -- todos sus pecados son perdonados para siempre. Esto incluye los pasados, presentes y futuros, grandes o pequeños. Jesús murió para pagar la pena por todos nuestros pecados, y una vez que son perdonados, todos son perdonados (Colosenses 1:14; Hechos 10:43). Sin embargo, cuando tropezamos, se espera que confesemos nuestros pecados - "Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1a de Juan 1:9). Sí, los cristianos pecan (1a de Juan 1:8) - pero la vida cristiana no debe ser identificada por una vida de pecado. Los creyentes son una nueva creación (2a de Corintios 5:17). Nosotros tenemos el Espíritu Santo dentro de nosotros produciendo buen fruto (Gálatas 5:22-23). Una vida cristiana debe ser una vida cambiada. Una persona que afirme ser un creyente mientras vive una vida que continuamente demuestra otra cosa, debe preguntarse acerca de la autenticidad de su fe. Los cristianos son perdonados sin importar cuantas veces pequen, pero al mismo tiempo, los cristianos deben vivir una vida más santa progresivamente, a medida que se acercan más a Dios.
Los cristianos continúan pecando después de ser salvos - no estaremos libres del pecado sino hasta que muramos o hasta que Jesús regrese. Sin embargo, convertirse en cristiano resulta en una vida cambiada (2a de Corintios 5:17). Una persona pasará de producir las obras de la carne (Gálatas 5:19-21) a producir los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Este cambio no ocurre instantáneamente, pero sí, ocurre con el tiempo. Pablo nos dice: "Y esto erais algunos. Más ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios" (1a de Corintios 6:11).
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